Es hora de enfrentar la realidad. La sensibilidad no tiene nada que ver con la masculinidad. Así que, chicos, libérense, saquen fuera lo que sienten y sean felices.
Ver rodar una lágrima sobre un rostro masculino era casi un sacrilegio hace poco más de 10 años, según el sociólogo español Erick Pescador. En países como el nuestro, los requisitos para ser un “macho-varón-masculino”, es no haber agarrado jamás una escoba o una sartén, y por nada del mundo, léase bien, ponerse a llorar, mucho menos delante de la gente.
Entiéndase: el libreto humano, escrito por nuestras sociedades desde nuestros antepasados, ubican a la mujer en la cocina, cuidando los niños, lavando la ropa. Al hombre, de lleno labrando la tierra, pescando, buscando el sustento para su familia. Consciente o no, se fue creando una línea invisible entre ambos géneros y sus responsabilidades dentro de la sociedad. Dicha franja sobrepasó los límites sociales y caló la individualidad, la personalidad de cada uno, dejando la sensibilidad, las emociones y el lloro exclusivamente a las mujeres. La figura masculina, para ser tal, es dura, insensible e inexpresiva de sus sentimientos.
Como la costumbre hace ley, esto se convirtió en una verdad tan real, que hay muchos que creen que se trata de una condición genética. Es hora de soltar esas amarras que han hecho tanto daño.
Clínicamente, ¿la mujer es más sensible que el hombre?Los hombres son igual de sensibles que las mujeres. La médico psiquiatra, María Espinal, no puede ser más enfática al referirse a ello. Lo que sucede, explica, es que a causa de las hormonas, la mujer suele tener cambios emocionales que alteran su estado de ánimo. Salvo eso, no hay ningún otro factor genético que las haga más sentimentales o sensibles."La expresión de las emociones es algo aprendido, ya sea mujer u hombre", continúa la psiquiatra. El veredicto es claro: que el hombre no llore es un asunto puramente cultural.
Donde todo comienza
En las culturas latinas el macho se forja en el hogar. Desde pequeños, los padres condicionan a sus hijos a no llorar. El niño crece sin ver una lágrima en los ojos de su padre y al primer intento de jipío, recibe un regaño porque "los hombres no lloran. Eso es cosa de niñas".
Es lógico que el pequeño vaya identificándose con sus padres, tanto con sus correcciones como con sus acciones, que es en suma lo que escucha y ve de ellos. Esa es la regla para ser aceptado y para sobrevivir. De otro modo, los demás lo juzgarían como una persona débil. Y eso, en una sociedad machista, sería el suicidio.
La doctora pone el siguiente ejemplo para escenificar lo genérico: muere el hijo de una pareja. El hombre se encarga del papeleo, buscar la funeraria, hacer los trámites en el cementerio. La mujer, se queda en casa, lamentando la pérdida. El hombre siente la emoción pero trata de evitarla. "Soy el fuerte, soy el bastión, no puedo perder la compostura, que llore mi mujer por mí", se dice a sí mismo con la certeza de que puede enfrentar la situación. Nada más falso y terrible. En el mejor de los casos, asegura la especialista, llora cuando está solo.
El veredicto es claro: que el hombre no llore es un asunto puramente cultural.
La psiquiatra María Espinal asegura que la raíz de los suicidios en el hombre, se dan al no saber cómo expresar las emociones o pedir ayuda. ASí, los sentimientos reprimidos se vuelcan contra él, explota... y se suicida. “Quizá sabe lo que tiene, pero no se atreve a buscar ayuda, por miedo al qué dirán. Termina envuelto en el estrés hasta el punto en que no puede lidiar con él”, explica la especialista. “El que no habla acerca de sus emociones, sufre”.
"Un hombre derrama sangre, pero no lágrimas". proverbio chino
"Si lo sientes, exprésalo"
Reprimir los sentimientos es como tomar un veneno que te va matando lentamente. Médicamente está comprobado que quienes hacen esto, tanto hombre como mujeres, tienen más riesgo de sufrir una enfermedad. Gastritis o úlceras sangrantes, hipertensión, diabetes, taquicardias, infartos, accidentes cerebrovasculares y hasta cáncer. Todo esto por el módico precio de no soltar una lágrima cuando fue necesario.
Nada más cierto. Científicamente está comprobado que mueren más hombres suicidados que mujeres. Las féminas cuentan con más intentos suicidas, pero la tasa es tres veces mayor en los varones, según estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Si no lloro...Las personas que son reprimidas emocionalmente no necesariamente son violentas. “Es fría para expresar el amor, pero no es agresiva”. Aquellos que no muestran lo que sienten tienen la autoestima baja y poca seguridad en sí mismos. “Cuando eres seguro, no temes mostrar tus sentimientos”.
Mujer ¿culpable?
La actitud machista e insensible de nuestros hombres es debido, en un 90%, a la mujer, asegura la psiquiatra. Son ellas las que crían "a imagen y semejanza de nosotras", enseñándoles a no amar, expresar, a no ser responsables, a no crecer... Expresiones como “amarren sus gallinas, porque mi gallo anda suelto”, es una irresponsabilidad que va forjando el carácter machista en el joven.
Pero es precisamente la madre la que tiene el papel de sacar la sensibilidad del hijo a flote y dejarle claro que sigue siendo un hombre a pesar de ello. "No es que sea un llorón", aclara la especialista. Es que aprenda, cuando sea necesario, a no reprimir su dolor; a vivir su duelo, que a su vez le ayudará a superar etapas y no hacer pagar a otros u otras por un trauma pasado. "Si no lloras terminarás suicidándote".
Pero no sólo la madre. También las chicas, cuando buscan una pareja, suelen rechazar a las que notan más sensibles, las que regalan flores, escriben poemas o lloran al ver una película. Frases como "ese hombre es un mamita” o “para mí que él es medio raro", crean la llaga. Y el hombre, para no ser visto como un bobo, se abraza a su "sexo fuerte" para conquistar. Y la fórmula le ha dado buenos resultados.
Los hombre SE SUICIDAN TRES VECES Más que las mujeres, según estudios realizados por la OMS.
La historia ha cambiado
Hay cambios significativos respecto a sí el hombre debe llorar o no, o lo que es igual, mostrar su sensibilidad. Figuras importantes lo han hecho públicamente y nadie los condena por ello. El expresidente George W. Busch, se confesó orgulloso en una biografía, que llora aunque la gente lo observe. Y que llora mucho.
Fue el caso, muy comentado, en octubre del 2010, cuando Miguel Ángel Moratinos tuvo que renunciar a su cargo como ministro de Relaciones Exteriores en España. Visiblemente lloroso, se despidió. El escritor Arturo Pérez-Reverte reaccionó al respecto: “Por cierto, que no se me olvide. Vi llorar a Moratinos. Ni para eso tuvo huevos”. A lo que de inmediato, un gran número reaccionó, defendiendo al ministro y lo acusaron de machista.
Es obvio que hace menos de 30 años la actitud hubiera sido inversa. Lo que refleja que hay un gran cambio en la mentalidad social, que se ha inclinado en aceptar que, lejos de alejarse de su masculinidad, es saludable y liberador.
La moraleja de esta historia es que el hombre siga siendo él mismo, pero que se sienta en la total libertad de expresar lo que sienten sin que importe lo que digan o piensen los demás.
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